La alberca en la que tomo clases tiene 6 carriles. El 1 es para los que están aprendiendo a entrar al agua sin ahogarse. El 6 es para los avanzados.
Tener un carril para ti sola es un lujo que solo consigues en diciembre, cuando les da frío ir a nadar. Dos personas tampoco está mal. A cada quien le toca su medio carril para ir y venir.
De tres personas en adelante el carril se convierte en un carrusel en el que tienes que estar dejando suficiente espacio con la persona que va enfrente para poder nadar sin chocar con ella y confiar en que el de atrás también dejó espacio suficiente. En lugar de ir a tu ritmo, dependes del ritmo de los demás.
Hoy que llegue a nadar vi que en mi carril de siempre, el 3, ya había dos personas. Pero el carril 2 estaba vacío. Le avise al instructor y me puse a calentar en el carril 2. Una compañera entró directo al carril 3 y cuando el instructor la quiso mover al 2 ella se negó.
Así que el resto de la clase yo me la pase nadando a mis anchas en un carril de “principiantes” mientras que ella estaba menos cómoda pero en el carril que creía que reflejaba su nivel.
Yo sé que nado igual de rápido sin importar el número de carril en el que esté y prefiero la comodidad de poder enfocarme en lo que hago en lugar de tener que estar al pendiente del resto de los ocupantes del carril cuando nado.
Algo que mucha genque decidí dejar mi puesto en cadena de suministro un año después de que me dieran una jefatura. Se imaginan que uno cambia de carrera cuando le está yendo mal y no cuando parece que está en el camino de los ascensos.
De mi lado sospechaba que si no me cambiaba en ese momento, no lo iba a hacer nunca. No lo haría por puro ego. Cuando haces un cambio a una área que no se parece en nada a la anterior te toca empezar a subir la escalera desde cero. Con este cambio voy a pasar de ser jefa a ser un junior, con el puesto más simple y la menor responsabilidad de todo el equipo.
Mi ego toleraría pasar de jefa a junior por la promesa de un mejor desarrollo profesional en esta nueva área. Me estaba bajando de categoría con tal de nadar en aguas con mejor potencial. Sin embargo, si el brinco hubiera sido de una gerencia a ser junior, probablemente no lo hubiera hecho. Sería como mi compañera, aferrada a un lugar menos incómodo con tal de no sentir que estaba perdiendo el avance.
¿Y tú? ¿Tienes tu ego bajo control? ¿Te permitiría cambiarte de carril por una mejor oportunidad aún cuando parezca que estás retrocediendo?