Mis conceptos favoritos son aquellos que aplican en varios ambientes. Por ejemplo en este post te hablaba del Match-Quality entre tú y los helados y entre tú y lo que haces para ganarte la vida.
Ese Match-Quality es que tanto coincide lo que te pide cierta actividad con tus gustos + habilidades. En esta ocasión lo quiero aplicar a algo aún más importante que el trabajo: la actividad física.
Y no lo digo por ser drámatica, en serio creo que es más importante que coincidas con lo que te gusta hacer de ejercicio que con lo que te gusta hacer de trabajo.
El porque es cuestión de números: trabajar es algo que haces durante 10, 20, 40 años y con una buena planeación más algo de suerte, puedes dejar de hacerlo algún día.
La actividad física es algo que aplica desde los 8 meses hasta los 80 años, aquí no hay jubilación. Entonces encontrar ese algo que te haga seguir moviendo el esqueleto es aún más crítico.
Aviso de una vez que todo esto es completamente no-científico, está simplemente basado en mi experiencia como persona que quiere tener el ejercicio en su rutina y que lo ha practicado de manera intermitente desde los 14 años.
Y en estos 15 años he tenido tiempo para intentar varias cosas, desde las clases obligatorias de fútbol, básquetbol y voley de la primaria, pasando por crossfit, danza árabe, caminatas, zumba (acuérdense que tengo una señora interna), gimnasio, pilates, imua lima lama, yoga y hasta un desafortunado semestre de atletismo en la universidad.
Si el párrafo anterior te hizo pensar que soy una persona inquieta, con mucha energía que quemar haciendo ejercicio, permíteme desengañarte, entre mi hipotiroidismo, mi complexión de fideo y mi meta de conseguir la noche de sueño perfecta haciendo tantos intentos como sea necesario, el último adjetivo que usarías para describirme es atlética.
Mucho tiempo pensé que era floja y que esa era la razón por la cuál no lograba mantener mi rutina de ejercicio, hasta que un Agosto me inscribí en Danza árabe y 18 meses después había conseguido practicar 90 minutos dos veces por semana sin faltar a ninguna clase y estaba en la mejor forma física de mi vida.
Ahí me di cuenta de que no era floja, más bien no tenía buen Match-Quality entre lo que había intentado antes y yo.
Entonces no desesperes, hay luz al final del túnel y si bien no te prometo que vas a terminar extrañando los días que no te ejercitas, si espero que encuentres la alternativa “menos peor” usando estas preguntas:
¿Qué tan grupal quieres el ejercicio?
Aquí yo veo 4 niveles:
Responsabilidad individual: haces ejercicio en tu casa, sales a correr por tu cuenta.
Individual en un ambiente compartido: haces tu rutina en un gimnasio
En grupo: aquí entra todo tipo de clases y si formas parte de un grupo de senderismo o de runners.
Responsabilidad colectiva: aquí eres parte de un equipo y si faltas, retrasas a todo el grupo. Si eres parte de un equipo de básquet y no vas a un partido, hay consecuencias. Si eres parte de un grupo de danza y no vas a los ensayos de la coreografía que van a presentar en el teatro al cierre de año, también.
Yo sé que puedo hacer ejercicio en mi casa pero es algo temporal (de un mes a mes y medio). En cambio, saber que le estoy quedando mal a la instructora me hace pararme e ir a clase y aún peor si ya estábamos preparando la coreografía, ahí le quedaba mal a la profesora y a todas mis compañeras.
Tal vez a ti te da energía verte rodeado de las demás personas en el gimnasio pero te falta ese estímulo cuando estás en tu casa.
¿Qué tantas variaciones hay para los diferentes niveles?
En teoría, todos los deportes deben tener un nivel de principiante, intermedio y avanzado. En la práctica, no siempre es así.
Algo que me gusta de yoga, es que para cada postura nos dan dos o tres variantes: la regular, la de principiante y la de avanzado.
Así que cuando recién empecé, sabía que aunque no pudiera hacer lo que hacía el profe en ese momento, no me iba a quedar sentada mirando a la pared, sino que podía hacer una postura y con algo más de práctica, ir avanzando hacia la siguiente.
Otro lugar donde encontré esa flexibilidad de niveles fue en el gimnasio: si no puedes con este peso, nos bajamos a otro. Si no puedes con el peso mínimo de esta máquina, nos movemos a otra que permite ejercitar un grupo de músculos parecido.
Dónde no encontré esa flexibilidad fue en el crossfit. Como los grupos estaban divididos por horario en lugar de por nivel, la rutina era la misma para todos.
Y aunque no debería de importar, era triste para mi ver como semana a semana era la última en regresar del tramo que nos ponían a correr. O ver como el resto iba avanzando cuando yo todavía no terminaba las reps.
Supongo que hay gente que saca fuerzas de ver que se está quedando atrás para alcanzar al resto. A mí sólo me desmotivaba.
En caso de duda, si es la primera vez que vas a intentar algo, empieza por algo que esté claramente marcado para principiantes. Ya que tengas más experiencia y más condición, te puedes meter a algo mezclado.
¿Qué tan intenso?
Hay gente que hace retos de 90 días y ven tantos cambios que eso los motiva a seguir haciendo ejercicio. Yo sé que los voy a abandonar en la primera semana, es algo demasiado brusco para mi.
Y va a parecer que tengo algo contra el crossfit pero te prometo que no.
El crossfit me demandaba mucho, dentro y fuera del box. Digo dentro y fuera porque si no dormía bien, no podía con la rutina. Si no estaba bien comida, no podía con la rutina. Entonces llegaba el punto en el que si estaba desvelada, mejor ni me paraba. Era tal la friega que le metía a mi cuerpo, que necesitaba ir en mi punto óptimo para aprovecharla. También llegó el punto en el que mis músculos estaban tan adoloridos que no podía relajarme para dormir y se reiniciaba el ciclo de no dormir bien, no aprovechar el ejercicio.
Yoga está en el otro extremo. Si nunca lo has hecho, te diré que no es tan fácil como se ve, en lugar de cargar pesas, cargas con tu cuerpo, lo cuál tiene su grado de dificultad y te empuja a desarrollar tu flexibilidad, lo cual mucha gente deja de lado. Pero si tuviera que definir a yoga diría que es incómodo, no intenso. Así que aunque vaya con un poco de hambre o no haya tenido la mejor noche de sueño, aún así puedo terminar la rutina.
Lo mismo con danza árabe. La clase estaba dividida entre cardio, fuerza, teoría, práctica de los pasos y sólo los últimos quince minutos eran de coreografía. Poco a poco la maestra nos iba exigiendo más y más. Acabé en la mejor condición de mi vida y con mi cuerpo tonificado pero fue un proceso gradual. De hecho los cambios fueron tan sutiles que me tomó como 7-8 meses darme cuenta.
Algo así de gentil funciona para mi, puede que a ti te desespere y prefieras tomar un camino con más pain y más gain. Por eso te digo que existe un match entre tu cuerpo y la actividad física.
Hay un sweet spot entre lo que puedes hacer en este momento y el reto que te estás poniendo: si es demasiado cercano, lo vas a abandonar por que es fácil y no ves crecimiento, si es demasiado lejano, lo vas a abandonar porque aunque dés tu máximo esfuerzo, no vas a llegar.
¿Qué tanto quieres involucrar a tu mente?
Hay un meme que dice que llega una edad en la que el ejercicio lo haces por salud mental más que por salud física. Es de esas cosas que parece chiste pero es anécdota.
Todo 2021 me la viví caminando, entre 1 a 3 km diarios. Lo hacía para bajarme los niveles de ansiedad, ya fuera por las mañanas y poder ir medio tranquila al trabajo, o bien, para poder dormir un poquito mejor. El propósito era hacer lo mismo una y otra vez, una y otra vez, hasta que la mente se calmara. No buscaba estimulación, buscaba tranquilidad. Hay quién encuentra esto trotando o corriendo, por lo que dicen, correr es meditación en movimiento.
Una de las cosas que más me pesaba de ir al gimnasio era lo aburrido que es (desde mi punto de vista). Hago que mi cerebro verifique que estoy en la postura correcta y cuento repeticiones. El esfuerzo es mínimo.
Danza se encuentra en el extremo opuesto, ahí era ejercitar la memoria para acordarme cuál era el siguiente paso de la coreografía, tener escucha activa para identificar los ritmos, estudiar en mi casa el nombre de los pasos con el movimiento. Hasta examen me hacían al finalizar el año.
A eso súmale que viene acompañado de todo un bagaje cultural porque aprendías de las diferentes corrientes, su historia, cuáles tradiciones acompañan a cada tipo de canción, etc. Y lo que me hacía regresar cada semana, aparte de la presión social de mis compañeras, era la oportunidad de seguir aprendiendo.
Hasta dónde sé, las artes marciales, en especial aquellas orientales también vienen en combo de movimiento + tradición. Y si practicas un deporte como fútbol, entonces es aprenderte las posiciones, la estrategia o ya mínimo las reglas para que no te marquen falta.
Puede que todo lo anterior te dé flojera y tú solo busques ponerte más fuerte. Es completamente válido.
Sino sabes por donde empezar, piensa en aquellas clases en las que no duraste más que un mes. Piensa en aquellos semestres en los que si lograste mantener el buen propósito de hacer ejercicio. Busca que tenían en común. Y sea lo que sea que decidas empezar, considera tener un buen maestro (tips aquí ↓)
Tips adicionales:
Cuelga / guarda en tu bolsa tu set para hacer ejercicio: bra, playera, pants, tapete, agua. De esta manera no andas buscando que ponerte y te retrasas (o te regresas a la cama). O resulta que no puedes hacer lo que venías a hacer porque no tienes pantalones limpios.
Ten agua a la mano, aún cuando sea invierno.
Ten un set más de lo que necesitas. Si haces ejercicio dos veces a la semana, ten 3 sets completos. Alguna semana se te va a olvidar lavar y vas a echar mano del set extra. Y la ropa te dura más porque la vas a andar rotando. (Ya que andamos con eso de la lavada, revisa por favor las etiquetas, a muchas telas deportivas las echas a perder si las lavas con suavizante.)
Echa un pants y unos tenis en cualquier maleta que hagas. Así si te dan ganas de hacer ejercicio cuando andas de viaje, ya tienes algo que te permite moverte. Así no acabas escalando una montaña en jeans.
Busca empezar con algo portable. Salir a correr o caminar lo puedes hacer cuando estás de viaje, yoga y pilates lo puedes practicar si te llevas tu tapete. Aprender a hacer ejercicios con el peso de tu cuerpo resuelve el no tener pesas disponibles. Eso ayuda a que no dejes la rutina aún estando de vacaciones, porque luego esas interrupciones te cortan la inspiración.
Busca dentro de tu ruta. Me encanta danza árabe pero ahora que me mude al norte, todas las academias de danza están en el sur y la verdad, voy a empezar a ir hasta que me dé flojera lidiar con el tráfico de cruzar la ciudad. Entonces mejor voy a yoga, que me queda a 10 minutos y 3 semáforos de mi casa. Antes de eso iba a un gimnasio que estaba a 7 minutos a pie. Y cuando salía a caminar lo hacía en el fraccionamiento donde vivo porque lo podía hacer aunque fueran las 11pm, el único esfuerzo era caminar hasta la puerta. Busca en un radio de 10-15 min de tu casa o de tu oficina, cuáles son tus opciones.
Espero que uses mis preguntas para encontrar aquel tipo de ejercicio que te sea más fácil de mantener a largo plazo. Si ya lo encontraste o si tienes algún otra consideración, me encantaría leerte.