El kilo de tortillas
Porque las lecciones vienen empacadas como menos te lo esperas. Entrada #83
Admitiendo derrota me subí al carro con las tortillas en la mano. Hace quince minutos había salido con esas mismas tortillas de la tienda y dos vocecitas internas peleándose: “Eso no es un kilo de tortillas”, “Son como 5 pesos los que te cobraron de más”, “Si lo comparo contra una pesa de kilo esto va a pesar menos”, “Pero el chavo que me atendió me dijo que si era un kilo”.
Como mexicanos hay pocas certidumbres que compartimos. Una de ellas es que la selección no va a llegar a la final del mundial. La otra es cómo se ve y cuanto pesa un kilo de tortillas. No en vano nos mandan por ellas desde que nuestra edad no llega a los dos dígitos.
Cuando yo agarre las tortillas de la hielera, las agarre porque era el paquete con menos, pensando que solo quería comprar medio kilo. No capte que me cobraron el kilo completo hasta que me dieron el cambio. Le pregunte al chavo que atendía si era un kilo y me dijo que si. De regreso al carro tuve la intención de regresarme y pedirle que por favor las pesara pero me dió pena, si ya me habían confirmado que si, ¿por qué iba a crear un problema?
Ya tenía el comal caliente para las quesadillas cuando decidí regresar a la tienda. Pesamos las dichosas tortillas y resultó que eran 440 gramos. La dueña de la tienda se disculpó por la distracción su hijo y me cambió las tortillas por otro paquete de un kilo.
Mientras esperaba que se derritiera el queso de mis quesadillitas, me quedé pensando en por qué me había molestado lo suficiente para regresar a la tienda. Eran sólo 12 pesos de diferencia, 6 picafresas.
No era por dinero. Era porque no quería que se me hiciera costumbre creerle más a lo que dicen otras personas que a lo que yo creo. Y ya era la segunda vez esta semana que había dudado de mi misma.
La otra ocasión no había sido tan bonita, porque mientras que la señora y su hijo no lo habían hecho con mala intención, la personita de tiktok si tenía toda la mala vibra.
Era inevitable que pasara, cuando haces el suficiente ruido en redes sociales, te topas con alguien que solo quiere fregar. En este caso yo subí un tiktok explicando las economías de escala con el ejemplo de hacer sandwiches. Mi recompensa fueron un par de likes, seguidores nuevos y un comentario que se burlaba de mí diciendo que era una tonta que no tenía ni idea de lo que estaba hablando.
Cuando leí ese comentario mi primera reacción fue borrar el tiktok, porque lo último que quiero es andar difundiendo información falsa. De eso ya hay suficiente. Y luego me acordé de que había revisado dos o tres referencias antes de hacer la analogía para asegurarme que el ejemplo que estaba dando si tuviera relación con el tema.
Después de contar hasta diez y bajarme un poco la paranoia, traté de ver objetivamente lo que estaba pasando.
¿Es probable que lo que estaba explicando no fuera 100% correcto? Si, cuando usas una analogía siempre hay limitaciones, no todo funciona igual en la analogía que en el concepto. Tampoco ayuda que sólo tienes tres minutos, siempre habrá alguna excepción, o punto fino que no quepa en ese tiempo.
Alguien dejó un comentario diciendo que todo lo que decía era incorrecto, ¿qué tan probable era eso? Casi cero, porque lo hice basándome en lo que había estudiado y además había consultado dos o tres referencias antes de publicarlo, para asegurarme que no estaba confiando sólo en mi memoria.
¿La persona que estaba descalificando la explicación tenía la capacidad de juzgar si algo era correcto o incorrecto? Esa es más difícil de revisar, porque fuera de que se puso Ing en el nombre de usuario, yo no sé qué estudio o en qué trabaja que le dé la autoridad de calificar la calidad de la información. Me metí a su perfil para ver si era otro creador de contenido que hablara de producción, ingeniería industrial, microeconomía. Tal vez era una eminencia que se había tomado el tiempo de avisarme que estaba mal. Ni cerca, si tenía un par de tiktoks presumiendo sus pistolas y hasta ahí.
Entonces llegué a la pregunta más difícil: ¿por qué mi primera reacción fue creerle más a un perfecto desconocido en internet que a lo que yo sé y yo había estudiado? Porque no confío en mí lo suficiente, así de sencillo. Este es un ejemplo de cómo se vive el síndrome del impostor.
Es por eso que a los tres días, cuando me volvió a pasar que le estaba creyendo más a un adolescente distraído que a lo que mis propios sentidos me decían, decidí darme un voto de confianza a mi misma y pedir que si me iban a decir que estaba equivocada, me dieran pruebas. Hasta que eso pase, voy a creer más en mi experiencia que en las palabras de otros.
Nice. También seguido me quedo callado "al fin solo son 8 pesos". Pero es mas por cuestión de fondo como para vencer la timidez o no permitir abusos y sirve para aprender a levantar la voz cuando sea realmente relevante porque ya tengo práctica :-D A veces pesa más el "porque no dije nada".