Honestamente deje este post programado, el 31 de diciembre es sinónimo de estar en la cocina todo el día. Así como mi papá me heredó el amor a los libros, mi mamá me heredó el amor por la cocina y Diciembre es el mes que más se nota ese amor.
Tal vez este correo te agarre cocinando, arreglándote para la cena o comprando uvas en el supermercado. Sin importar el dónde, quiero compartir contigo este post, que ha sido el que mayor reacción positiva ha tenido en mis redes sociales. Y lo comparto no por eso, sino porque creo de corazón que el mensaje es importante, especialmente en esta fecha, que muchas personas aprovechan para reflexionar y juzgarse a si mismos.
Los 3 autos indispensables de tu vida
Tal vez ya te estás imaginando un Mercedes, un BMW o quizás un Ferrari. O tal vez te da más por lo ambientalista y te mueves en bici. No me refiero a ese tipo de auto. Sino a las soft skills que puedes aplicarte a ti mismo.
El primer auto es el más famoso de todos: Autoestima.
Definida como la capacidad de evaluarte a ti mismo. La parte de estima viene de estimación, es decir, una medición contra un ideal que puede ser interno o externo. Bien controlada, la autoestima te ayuda a sentirte satisfecho. Fuera de control, es un juego en el que nunca puedes ganar porque siempre estás persiguiendo estándares imposibles.
El segundo auto está muy relacionado con el primero: Autoconfianza.
Esta se define como la capacidad para creer que somos capaces de hacer las cosas o de aprender a hacerlas. Una vez desarrollada, te da la categoría de persona competente ante los demás.
Por último, está el auto menos famoso de los tres y sin embargo, es el más importante por ser el menos frecuente: Autocompasión.
Es la gentileza con la que te tratas cuando cometes un error o encuentras una limitación.
Una vez que aprendes a tratarte con amabilidad, es más fácil enfrentar los desastres, aprender de ellos y avanzar. Si te falta autocompasión, tu versión perfeccionista se vuelve una voz constante dentro de tu cabeza que te recuerda que si fueras tan bueno como te crees, no te habrías equivocado. Y adiós a la autoestima y autoconfianza.
Sin embargo, la autocompasión tiene una versión pirata: la autolástima. Si caes en la lástima, te conviertes en la víctima de la historia, incapaz de hacerte responsable de tu propia narrativa. La clave para distinguirlas es que una persona con compasión, ve las cosas malas simplemente como mala suerte, mientras que una persona atorada en la lástima ve las cosas malas como prueba de que la vida es injusta.
Cuéntame, ¿cuándo fue la última vez que les diste una alineación y balanceo a tus tres autos?
Espero que este post te ayude a ser más gentil contigo mismo al momento de repasar este año que se termina en un par de horas. Nos leemos en 2022.