En la semana leí el blog de Luis Iturriaga y su texto me dejó pensando, te lo paso aquí porque ya que lo leas, estoy 90% segura que vas a tener un comentario al respecto:
"Como trabajador de confianza tienes horario de entrada, pero no tienes horario de salida".
Esas fueron las palabras que recibí al firmar mi contrato para trabajar en una empresa hace muchos, muchos años. ¿Por qué lo hice? Por qué sí, estaba saliendo de la universidad, no tenía compromisos y quería trabajar. Así que dije "Entendido y firmé".
Leí hace un rato una nota en la que Forbes reportaba que varios empleados de Twitter habían compartido fotos y comentarios al respecto de que Elon Musk había instalado precarios dormitorios en las salas de juntas para que pasen la noche ahí mientras arreglan el "entuerto" en el que se metieron.
Con lo anterior, y desde la compra de Twitter, ha habido muchos comentarios y críticas, a favor y en contra, sobre los modos de Musk para manejar su empresa (y sus otras empresas).
Bajo los cánones de un lugar de trabajo justo y adecuado (piensen en la NOM-035 de México, ESR y similares) pues eso es totalmente intolerable. ¿Es malo? ¿Es común? Hay muchas opiniones. Los trabajadores dicen que no es bueno, los empresarios dicen que sí, que solo así se logran las cosas.
A mí lo que me viene a la mente al leer el caso de Musk es un libro de 1993 llamado El Perfil de los Genios: 13 personas creativas que cambiaron al mundo, de Gene Landrum.
En el libro Landrum analiza el caso de la gente que ha hecho cosas fuera de lo común y marca varias características de estas personas, entre ellas hay varias que son una foto clara de Musk: Una ética del trabajo más allá de la necesidad económica, el exhibicionismo carismático y vidas audaces.
En el texto Landrum refiere que Edison (sí el de los focos) trabajó 18 horas al día hasta los 75 años. Y viene una cita "Edison nunca pudo entender lo limitado de las fuerzas de otras personas porque su propia resistencia, física y mental, parecía no tener límite".
Más adelante viene la descripción de lo que podría ser el Musk de 2022: En una ocasión (Edison) se encerró con sus empleados en una "prisión laboratorio" durante sesenta horas sin comida ni agua hasta haber resuelto un problema difícil".
Respecto al exhibicionismo carismático el texto de Landrum refiere que "Edison tenía un entusiasmo infeccioso irreprimible. Se valía de la prensa para obtener la credibilidad instantánea y la comunicación de sus proyectos...Su poder para fascinar al mundo como el gran inventor que resolvía problemas tecnológicos era verdaderamente carismático. El público corría a sus laboratorios para echar ojeada al "mago" en el trabajo". Si cambiamos Edison por Musk bien podría ser nota de hace unos días.
En el tema de las vidas audaces, Landrum escribe que "La filosofía de Edison era "o corres el riesgo de fabricar el producto o no sobrevives para ver florecer el producto". (Edison) arriesgó la totalidad de su fortuna y se encontró en bancarrota después de muchos años de éxito creador, basado en la fe en sus productos, a los cincuenta cinco. ¿Le pasará eso a Musk? El tiempo dirá.
Más adelante Landrum comenta que "(los visionarios) han desafiado la mayoría de los convencionalismos y a la autoridad y han usado a los expertos únicamente para obtener información mientras se convertían en sus propios expertos. Ignoraron el "establishment" (status quo) y marcharon al son de su tambor sin importar el precio que hubieran de pagar por su rebeldía".
Así que ¿es Musk único?, pues sí, aunque es parte de una larga línea de personajes que han actuado similarmente. Diferente a la mayoría, pero muy similar a los "de su tipo". El libro que comento explora a personajes como Ted Turner, Solomon Price, Akio Morita, Soichiro Honda, William Lear, Bill Gates, Steve Jobs, Nolan Bushenll, Howard Head y otros más. ¿No los conoces? Búscalos en Google para que veas qué hicieron.
¿Trabajaría yo para Musk?
Antes de darte la respuesta de Luis, te voy a dar un spoiler del newsletter de la próxima semana.
Mientras Luis platicaba sobre Edison recordé a otro gran empresario estadounidense que una vez logrado gran éxito y fortuna se lanzó a construir una empresa casi imposible. Así que en el siguiente newsletter, te voy a contar sobre Henry Ford y Fordlândia, la ciudad que fundó en mitad del Amazonas para obtener caucho para las llantas de su modelo T.
¿Por qué se parecen las historias?
Fordlândia, en Brasil, era el equivalente de las colonias en Marte con las que sueñan los ricos de este siglo. Ford quería construir una comunidad bajo sus reglas, que le trajera a los miles de trabajadores una vida ideal: un buen sueldo, buena comida, escuelas y hospitales gratuitos. Era un visionario listo para cambiar el mundo.
Regresamos a Luis, a quién dejamos reflexionando si trabajaría o no para Elon Musk:
¿Trabajaría yo para Musk? No lo sé, tal vez no en estos momentos, a esta edad (ya a veces me quedo dormido leyendo y viendo la televisión), pero a mis 24, pues yo firmé que no tenía horario de salida. Aprendí mucho. Ya no estoy ahí.
Musk y los de "su especie" son necesarios para crear el cambio, así como todos los demás somos necesarios para mantenerlo y consumirlo. Ni uno es más, ni otro es menos. Y yo creo que mientras no caigamos en "maltratos extremos" cada quien escoge dónde quiere trabajar.
Al final como yo le digo a mis clientes "No todas las personas son para todas las empresas, ni todas las empresas son para todas las personas" y como escuché una vez en un congreso a un panelista responderle a un miembro de la audiencia "Si no puedes cambiar a tu jefe, es simple, cambia de jefe" (en el contexto de cámbiate de empresa).
Cualquiera de los textos de Luis, viene recomendado. Si quieres absorber más de su sabiduría ganada en más de 20 años en industria, revisa su blog.