¿Sabías qué las máquinas para correr que ves en el gimnasio fueron creadas originalmente para torturar prisioneros? Pues estoy convencida que los relojes despertadores tienen un oscuro pasado como atormentadores también.
¿Quién disfruta ser arrancado de su capullo de sueños y relajación con un fuerte sonido que activa la parte más primitiva de tu cerebro y te pone en modo huir o pelear? Yo no, así que decidí dejar de usar las alarmas de mi celular como despertador.
Lo primero que vas a decir es que puedo darme ese lujo por estar de sabático y que no necesito despertar a cierta hora. Hace dos años dejé de usar alarmas, así que pasé un año y medio siendo godín pero libre de la tiranía del despertador.
¿Qué tan seguido llegaba tarde al trabajo? Al menos con la misma frecuencia que cuando ponía alarmas, incluso menos.
¿Y entonces con qué te despiertas? Ya llegue al punto en el que me despierto sola por la combinación entre la fase de mi ciclo de sueño, la cantidad de luz que entra por la ventana y el cambio de temperatura que acompaña a la salida del sol. Ahorita que es primavera, también me despiertan los cantos de los pájaros, muy al estilo princesa de Disney.
¿Y si está nublado, un gato se comió a los pájaros y tienes tantas cobijas encima que no sientes el cambio de temperatura? No le dejo todo a mi cuerpo, tengo una alarma de respaldo para esos días en que me tengo que levantar y no es el momento. La alarma la tengo en mi reloj/pulsera para medir el ejercicio. Empieza a vibrar a la hora que la deje programada y eso basta para despertarme. Y si bien, uso alarma, es una manera mucho más suave y gentil de traerme al mundo de los conscientes que un sonido explosivo.
La pulsera es la única solución tecnológica que tengo y si bien, hay opciones que cuestan arriba de $500 USD, la mía es una Mi Band 4 que compré por $40 USD en el 2019. Ya está descontinuada pero la Mi Band 5 todavía la puedes comprar y cuesta alrededor de $25 USD. Así que si quieres experimentar, no sale tan caro.
Ya para terminar, te dejo otras dos ventajas que encontré haciendo este experimento.
La primera es que el celular dejó de ser la primera cosa por la que me preocupo al despertar. Cuando usas la alarma del celular como despertador te obliga a tenerlo contigo en tu recámara, incluso cerca de tu cama y una vez que tienes que agarrarlo para apagar la alarma, es más fácil caer en la tentación de checar tu correo del trabajo o perder 15 minutos viendo memes.
La segunda es que despierto de mejor humor y con más energía. Esto porque mi momento de despertar suele estar más alineado al momento en el que mi cuerpo naturalmente quiere despertar.
Dormir tiene ciclos, que van variando en profundidad. Cuando estoy en mi fase de sueño profundo, es difícil que la luz, el sonido lejano o la temperatura me despierten. Sin embargo, cuando ese ciclo está por terminar, el sueño es lo bastante ligero como para que eso baste y a mi mente le cuesta mucho menos trabajo pasar a un estado consciente. Tal vez me despierto 15 minutos después de lo que lo habría hecho con el despertador pero despierto mucho más consciente y alerta, lo que me ayuda a tener la energía para recuperar ese tiempo que ya voy “tarde”.
¿Te animarías a renunciar al despertador? Déjame un comentario con tu punto de vista.
Había escuchado que esa práctica es de valientes, amo dormir y a veces pienso que no tengo límites si no pongo la alarma, pero creo que es algo que vale la pena intentar. Gracias por traerlo al radar. :)