Una de las razones para tomarme este mini retiro es pasar más tiempo con mi familia. Entonces decidí pasar domingo y lunes en casa de mis papás. Firme mi renuncia el viernes de la semana pasada, descansé el sábado y llegué a casa de mis papás el domingo. Todo muy bonito el domingo, llegó el lunes y mi mamá pasó a platicarme su lista de cosas pendientes. No en vano viví con mi mamá 24 años, la conozco, esa plática fue su manera indirecta de pedir ayuda para realizar todos esos pendientes. En el espectro de Guessers vs Askers, conmigo ella cae 100% dentro de los Guessers.
Y el servicio de esta semana es sobre los Askers y Guessers o porqué hay personas que les cuesta mucho pedir las cosas directamente.
El servicio
Un guesser confía en la cercanía de la relación, en las normas sociales y pide puros favores indirectos, no le gusta decir que no y por eso deja las cosas ambiguas, para tampoco recibir un no. Básicamente un Guesser trae a la mesa la situación y espera que te ofrezcas a ayudarlo.
Del otro lado del espectro están los Askers. Ellos odian la ambigüedad y prefieren arriesgarse a un no que andar adivinando. Van a llegar con la petición bien formulada, sabiendo que una respuesta positiva no está garantizada.
Askers con Askers se llevan bien, Guessers con Guessers también pero mézclalos y tienes caos. Si quieres entender porque es tan díficil comunicarte con ciertas personas, te recomiendo que los clasifiques entre Askers y Guessers. Mi mamá es una Guesser, mi pareja es un Asker y en cuanto descubrí eso, me adapto a su manera de pedir y conseguir lo que quiero es infinitamente más sencillo.
Regresemos a la historia, porqué debo confesar que esa mentada lista la traje dando vueltas en la cabeza todo el día.
El contexto
Lo que sigue es una de las cosas más difíciles de escribir, porque sé que hay familia que me lee (hola papi). Ni modo, mejor contar las cosas cómo se sienten y no la versión políticamente correcta.
Medio despierta, sin desayunar y en mi primer día de libertad, mi reacción honesta fue un: No me salí de trabajar para convertirme en tu asistente personal. Así no funciona esto, no porque me veas con tiempo disponible, quiere decir que ese tiempo está para que tú hagas lo que quieras con él. Es para que yo haga lo que quiero con él. Afortunadamente la conexión entre mi cerebro y mi lengua seguía dormida, entonces lo pensé, no lo dije.
Un par de horas más tarde, después de un desayuno en familia, reflexioné sobre mi respuesta y la situación de mis papás. Mi conclusión fue que si quiero pasar tiempo de calidad con ellos, necesito primero ayudarles a quitar cosas de su plato para liberarles ese tiempo. De la misma manera en la que yo no me quiero convertir en su asistente personal, ir a su casa para solo comer, platicar y ver películas sin dar nada a cambio, es tratarlos a ellos como si fuera un hotel y tampoco es una alternativa que me agrade.
¿Y en qué acabó la lista que desató todo esto? Mientras mi mamá cocinaba, aproveché para pasarla a papel, ponerle un responsable de realizar cada tarea y una fecha límite. Ese día conseguimos realizar un par de actividades y esta semana tache unas cuantas más. Poco a poco, a nuestro ritmo, la vamos a ir trabajando. Este lunes ya no me desperté con una plática de pendientes, más bien sabía que una vez preparada para enfrentar el día, toca avanzar en la lista. La recompensa es tiempo libre para ambas.
La pregunta
¿Quién en tu familia es un guesser y quién es un asker?, ¿tú dónde te clasificarías?
P.D. La semana pasada hablamos de planes A B y Z, una idea de The Start-up of you y les pregunté cual es el trabajo más corto que han tenido. Gracias a Cindy por compartir su experiencia, dicen por ahí que no renuncias a una empresa, renuncias a un mal jefe y en su caso aplico.
Si te perdiste de la entrada anterior, la encuentras aquí:
Si quieres otra idea de The Start-up of you, la encuentras aquí:
Te veo el siguiente miércoles, vamos a escribir nuestra carta al Santa de los trabajos.