Cuando entré a la prepa tenía dos opciones de idiomas. Tres años de chino o un año de inglés + 2 años de francés. Una opción complicada y una fácil. ¿Cuál tomarías tú?
Cuándo entré a la universidad, me enteré que había un programa de colaboración entre el gobierno mexicano y francés que daba becas a los estudiantes de mi ingeniería. Los requisitos era un buen promedio (spoiler alert : siempre he sido bastante aplicada en la escuela) y saber francés. ¿Ya lo tenía en la bolsa, cierto? Nope. En la prepa había decidido estudiar chino.
Así es la vida, tomas una decisión y no sabes si te va a ayudar más adelante o te va a dejar en desventaja. A veces te toca empezar desde - 3 y otras de +5. Y aún así, no me arrepiento de escoger chino en vez de francés.
Como te imaginarás, aprender chino es mucho más complicado que aprender francés, así que cuando me atoraba en la curva de aprendizaje, me decía a mi misma que ya había pasado por algo peor. También al ser un idioma difícil, tuve que desarrollar estrategias de estudio y ética de trabajo, ambas cosas las aplique para el nuevo idioma.
Claro que aquí me queda la duda de cuando conviene irte por la opción difícil y cuando por la fácil. Uno de los libros del club de lectura, El Almanaque de Naval Ravikant te da un norte. El libro dice que cuando estés dividido entre dos opciones que te atraen igual, escojas la que te cueste más en el corto plazo. La otra opción también te va a costar, sólo que en el largo plazo. A tu cerebro no le gusta sufrir, entonces te empuja por la opción sin dolor a corto plazo. Al pagar por adelantado con tu esfuerzo, tienes más tiempo para que la ganancia se acumule.
En esta ocasión, concuerdo con el libro. Aprender chino fue pesado y la mayor parte de lo que aprendí lo olvidé en 6 meses, por falta de práctica. Lo que gané y se quedo conmigo es la confianza de aprender un tema aunque se vea complicado.
¿Tú estas de acuerdo con el consejo? ¿Tienes algún ejemplo de una decisión difícil que te haya pagado rendimientos más adelante?