Imagina lo siguiente, pasaste 9 años contando una historia al público. En el primer año conseguiste 9 millones de interesados en tu historia. Y en lugar de ir perdiendo interés, cada vez tenías más personas siguiendo a tus personajes. Cuando mostraste el último pedacito de tu historia, tenías a 13.13 millones de personas viendo el episodio.
Entre esos 13 millones de personas, hubo una gran mayoría que odio el final que le diste. Tanto que a diez años de que terminaste de contar tu historia, aún sigue apareciendo en las listas de peores finales de una serie. Tanto que cuando sacaste la serie en dvd tuviste que darles un final alternativo, para calmar un poco la ira de los fans.
Si esto te sonó a Game of Thrones(GoT), no es esa serie, estoy hablando de How I Met Your Mother (HIMYM). Aunque la crítica para ambos finales es similar, ¿por qué hicieron a los personajes actuar así si no tiene sentido con lo que nos habían mostrado en las temporadas pasadas?, ¿Cómo es que pasas años escribiendo el personaje solo para dejar de comprenderlo en la última temporada?
Para GoT no tengo explicación pero cuando escuché el cómo habían grabado el final de HIMYM supe inmediatamente que los productores habían caído en una trampa. Te explico.
El final de HIMYM se grabó en el 2006 y no salió en televisión hasta el 2013. Esto se hizo porque si se esperaban a terminar la serie, los niños a los que les están contando la historia se iban a ver muy distintos 8 años después. También tenían a la mano el final de la serie sin importar si les daban financiamiento para 2, 6 o 9 temporadas.
Sin embargo, al amarrar el final de su historia cuando los personajes iban en su segunda temporada, los escritores cayeron en la trampa. La trampa es un sesgo cognitivo bautizado por Dan Gilbert como la ilusión del fin de la historia.
Este sesgo implica que sin importar lo mucho que hayamos cambiado en el pasado, creemos que nuestra versión actual es una versión más estable que va a tener cambios mínimos de este momento a la tumba.
Cuando los actores grabaron ese final, ese final podía tener sentido para los personajes de la segunda temporada. Con siete temporadas más de desarrollo de personaje, de crecimiento, ese final dejó de encajar con los personajes de la temporada nueve. Y los fans, que habían estado ahí durante esos siete años adicionales se sintieron traicionados cuando intentaron darles una versión más primitiva, porque no se sentía honesta.
Cuando un personaje de ficción cae en esa ilusión del fin de la historia, las consecuencias no van más allá de que no quieras volver a ver la serie porque te enoja el final.
Cuando tú y yo caemos en ese sesgo de creer que esta es nuestra versión definitiva, podemos tener consecuencias más serias.
Por ejemplo creer que todos los médicos son matasanos porque uno te atendió mal en tus veintes y cuando tienes cincuenta con una enfermedad crónica no vas al doctor por tratamiento porque en esos treinta años no aceptaste que tu opinión de los doctores puede cambiar.
¿Cómo podemos contrarrestar ese sesgo? Volteando a ver a tu versión de hace cinco, diez años y viendo cuánto ha cambiado con respecto a quién eres ahora. Y luego imaginarte a tu versión de 5 o 10 años en el futuro y aplicarle esa misma cantidad de variación.
Si en la última década conseguiste pareja, intenta imaginarte un futuro con esa pareja y sin ella.
Si estás trabajando en finanzas porque fue lo que estudiaste en la universidad, intenta imaginarte cómo hubiera sido si te hubieras ido por arquitectura, que era tu opción b cuando hiciste el examen de admisión. ¿Por qué en ese momento consideraste la arquitectura? ¿Qué partes de tu personalidad que se identificaban más con ser un arquitecto siguen en ti?, ¿cuáles ya no existen? Y si ya no encuentras ni un pedacito de ti que quiere ser arquitecto, ¿qué ocasionó que esas partes se perdieran en el camino?
Lo más importante para contrarrestar este flujo es recordarte que eres una obra en proceso. La misma variación que tuviste en el pasado es la misma variación que vas a tener en un futuro. Tu personalidad, gustos y capacidades no se quedan escritos en piedra el día que soplas 30 velitas en tu pastel. Mientras sigas respirando, sigues cambiando.
¿Y qué pasa cuando intentas resistirte al cambio y establecer la versión actual como la definitiva? Pues creo que Brandon Sanderson lo explica perfecto:
Queremos pensar que la gente es consistente, estable, fija. Los definimos, creamos descripciones para encerrarlos en una página, los dividimos según sus gustos, talentos, creencias. (...)
La verdad es que la gente es tan fluida como el tiempo. Nos adaptamos a nuestra situación como el agua en una jarra con forma rara, aunque nos lleve un tiempo llenar todos los pequeños rincones. Como nos adaptamos, a veces no reconocemos lo retorcido, incómodo o simplemente incorrecto que es el recipiente en el que nos han dicho que debemos ocupar.
Podemos seguir así por un tiempo. Podemos fingir que encajamos en ese jarro, con todos sus recovecos incómodos. Pero cuanto más lo hagamos, peor será. Más nos pesará. Más exhaustos nos sentiremos. Incluso si no estamos haciendo nada en absoluto, porque simplemente mantener la forma puede requerir todo el esfuerzo del mundo. Y más aún si queremos que parezca natural.
Brandon Sanderson - Trenza del mar esmeralda