Había una vez un tigre que no sabía nadar
Una gran inundación estaba anunciada para el final de la película asi que su amigo el perezoso decide enseñar al tigre que no sabía nadar para que se salve. A fin de cuentas nadar consiste en mover primero la garra y luego dar una patada. “Garra-patada, garra-patada”.
Cuando entré a nadar, asumí que lo único que tenía que aprender era la versión humana de garra-patada y listo. Pues no.
El chico que entró a la alberca este sábado asumió que se iba a llevar una reposición de su clase pendiente del jueves. Pues no.
En lugar de eso se llevó una buena regañada cuando chocó por segunda vez con otro de los nadadores del carril. Énfasis en segunda vez, porque en el primer choque le pidieron de buena manera que dejara suficiente espacio al salir para evitar pegarle al nadador que iba adelante.
Ya regañado, me lo tope en la orilla del carril y en lo que recuperaba el aire le expliqué como funcionaba esto: la primera persona empieza a nadar y cuando llega a las banderillas que marcan la mitad, ya puedes salir tú, eso es normalmente da suficiente espacio para que no te empalmes. La otra regla es que si alguien va nadando más rápido que tú, lo dejas pasar.
Dentro de la alberca, como en cada lugar en el que nos toca convivir con otros humanos, hay reglas de convivencia.
Algunas cómo no apartar regaderas, traer tu propio candado para cerrar tu locker y no utilizar el papel de baño para secarte cuando se te olvido la toalla, están escritas en las paredes.
Otras, como el protocolo para rebasar a tu compañero de carril, las aprendes a base de observación o cuando alguien más se dió cuenta que tú no tienes ni idea y tiene la amabilidad de decírtelas o anotarlas para que queden claras.
Ese segundo set de reglas se conoce como Etiqueta/Modales. Si tuviste suerte, tus papás, maestros y demás adultos a tu alrededor se preocuparon por enseñártelos como parte del capital cultural heredado. En caso de que no lo hicieran, lo hicieran pero estabas en tu época de rebeldía y decidiste ignorarlos o te gustaría darles una repasada, hay libros aquí (en versión para niños aquí). Si conoces algún otro, dejalo en comentarios.
Si eres una persona con ansiedad social, tímida o introvertida, muchas veces vas a una reunión y sientes que todos los demás saben cómo comportarse para pasarla bien menos tú. Te quedas afuera observando, inseguro de cómo mezclarte.
Y al menos yo en alguna ocasión he deseado que alguien me comparta esa pócima mágica para poder convivir. Bueno pues los modales y la etiqueta, si bien no son mágicos se acercan bastante.
El tener escrito que es lo que se espera de mí, el poderlo estudiar y el saber cómo responder ante las situaciones me baja los niveles de ansiedad de una manera increíble.
Es cómo llegar a un examen viendo a ver que te inventas con lo que te acuerdas vs llegar habiendo estudiado durante la semana. Si ya sé como actuar, ahora ya solo tengo que preocuparme por lo que voy a decir.
¿Qué les da tanto poder a los modales? De acuerdo con Priya Parker: Dentro de un grupo social o una clase profesional, es útil tener un set de normas y comportamientos en común. Compartir este código comunitario permite a la gente convivir con más facilidad, evitando avergonzar al otro o a ti mismo y minimizando el riesgo social. Cuando te mezclas con gente como tú que sigue ese set de normas, la etiqueta hace tan bien su trabajo de lubricar las interacciones que se vuelve invisible.
Como todas las soluciones, no es mágica.
La etiqueta solo funciona en un grupo homogéneo. Imagina que tu te criaste en una cultura en que lo educado es hacer el menor ruido posible al comer y vas a una cena en el que la persona sentada frente a ti aprendió que eructar en la mesa es una señal de que aprecias la comida. Ahí entran en conflicto dos etiquetas y alguien tiene que ceder o se negocia una nueva serie de reglas.
También puede pasar, como en el caso del chavo regañado, que la etiqueta de un lugar sea tan específica, que no la vas a encontrar escrita en ningún libro.
Aquí te toca abrir ojos y oídos y poner toda la atención que puedas: ¿cuáles son las reglas no escritas de este lugar? Por ejemplo si alguien trae aletas nada más rápido, si nada más rápido mi compañera lo está dejando salir antes que ella, entonces cuando alguien con aletas esté detrás de mí yo también lo dejo pasar.
También se vale preguntar, ¿por qué hiciste esto?, ¿qué me recomiendas hacer en esta situación o que hubieran hecho distinto?, o una de mis preguntas favoritas ¿cuál es el código de vestimenta?
Hace muchos newsletters prometí darte consejos para que no fuera tan intimidante socializar, el aprender de etiqueta es uno de ellos. Del otro hablamos la próxima semana (ya está escrito entonces está vez no voy a fallar). Y si estás suscrito entonces seguro lo recibes.
pd. Una de las reglas muy escritas de Amazon es que tengo que avisar cuando los links que pongo a los libros son links de afiliados. Si llegas a comprar alguno de los libros que te recomiendo usando el link que viene aquí, yo recibo una pequeña comisión. Cumplida esa cláusula de mi contrato de Amazon partner, me despido.