La cubeta
Imagínate que abres los ojos y te encuentras una cubeta. Conforme va pasando el día, dentro de esa cubeta se va acumulando el sueño. Entre más horas llevas despierto, más sueño hay en esa cubeta. Para lidiar con ese sueño hay dos opciones, te esperas hasta que sea tu hora de dormir o te echas una siesta.
¿Qué tan probable es que esa siesta haga que se te espante el sueño? Aquí hay dos factores: cuánto duermes y cuándo duermes.
Si te duermes entre 15 a 30 minutos vacías un poco la cubeta y te da energía pero pasadas un par de horas la cubeta regresa al nivel en el que tienes que atender tu sueño.
Si te avientas una de esas siestas en las que ni alarma pones y te despiertas hora y media después sin saber en que día vives, es como si vaciaras la mitad de la cubeta. Dependiendo de la hora a la que la estés vaciando puede que haya suficiente tiempo para que se vuelva a llenar o puede que no. Por eso las siestas largas, mejor cerca del mediodía.
También pasa que al despertar la cubeta no está vacía, sino que traes sueño pendiente de vaciar ya sea de esa noche o de las noches anteriores.
Esta es la explicación no-científica de cómo visualizo mi sueño. Si despierto varios días con mi cubeta con sueño, sé que el fin de semana voy a pasar unas horas extra durmiendo, para vaciarla y empezar bien la siguiente semana. Y la razón por la que siempre pongo una alarma de 20 minutos si me voy a tomar una siesta.