Es inevitable que la profesión qué elijas te cambie la manera de ver tu día a día. Cuando trabajaba en cadena de suministro, me di cuenta que Costco y Sams no son más que almacenes con una membresía para entrar y cajas a la salida. En un supermercado normal nunca vas a correr el riesgo de ser atropellado por un montacargas. En estos clubs de mayoreo, si existe la posibilidad.
Crear contenido es similar, voy por la vida disfrutando y viendo de qué me voy a inspirar para obtener el siguiente video o el siguiente correo. Además que sacar inspiración de tu vida real, le da ese sazón humano que hasta ahora, Chat Gpt no ha podido replicar. Estas historias son las más escasas y las más valiosas.
El lado bonito de vivir tu vida pensando cómo contarla es que puedes romantizar ciertas ocurrencias, cómo esto: https://vm.tiktok.com/ZM2hFcVQD/
De el lado no bonito es para el que te traigo un consejo. Hay malos tragos que nos enseñan cosas que no aprenderíamos de otra manera. Gracias a esos malos ratos, nos abrimos los ojos y muchas veces queremos compartir esas señales de alerta con nuestra audiencia, para que estén al pendiente y no acaben estafados o lastimados.
La intención es noble pero aquí mi consejo sería que no te sientas obligada u obligado a compartir todo lo que te pasa, aún si lo haces desde una posición de ayuda. A tu audiencia no le debes tu privacidad, mucho menos la privacidad de otras personas a tu alrededor que se vieron involucradas en tu historia.
Y si sientes que la única manera de ganar atención es contando tus momentos más difíciles, más vergonzosos o más vulnerables, tal vez sea momento de tomar una pausa y revaluar si estás compartiendo con las personas adecuadas. ¿Qué puedes deducir de tus seguidores si solo conectas con ellos a través del drama o del dolor?
Suponiendo que este no es tu caso, que compartes un poco de todo y las personas del otro lado conectan. Aquí mi consejo es que no necesitas ser reportero en tiempo real de tus aprendizajes. Si, puedes contar tu historia pero no hay obligación alguna de contarla cuando los sentimientos aún están frescos, cuando la pelea aún no está resuelta, cuando el duelo aún sigue en proceso.
De hecho, si realmente quieres compartir desde un “te cuento lo que me pasó para que a ti no te pase”, es aún mejor si dejas pasar un tiempo para ver cuál fue el aprendizaje. Con la cabeza fría y los sentimientos procesados, eres capaz de escribir una mejor fábula. Y de aceptar las críticas sin tomártelo personal.
Esta ocupación de contar historias, es una que existe desde el principio de la humanidad y que se va reinventando según la tecnología. A mi me encanta saber que formó parte de esa herencia de cuenta-cuentos, juglares y oradores. Y como me gusta tanto, busco la manera de hacerlo de manera sostenible. Si tú tienes una visión similar recuerda: no todo lo que te pasa debe terminar en tu contenido y si lo hace, no es necesario que sea en tiempo real.