¿Alguna vez al empezar a trabajar te han dicho: Bienvenido a la familia? Hay quién considera esa frase una bandera roja, porque quiere decir que esperan cosas más allá de tu puesto y se justifican diciendo que es lo que harías por tu familia. A fin de cuentas, querer pasar tiempo con ellos y ayudarles sin que te paguen es lo que diferencia a una relación personal de una relación laboral.
Eso de ahora eres parte de la familia (inserte nombre de empresa aquí) suena sospechoso, más cuando te piden tanto que acabas perdiendo tiempo con tu verdadera familia para pasarlo con esa falsa familia.
Y aunque eso de ser “familia” suena ventajoso para la empresa, desde SU punto de vista, tampoco lo es. Eso de tratar a la gente como familia implica aguantarles más de lo que deberían. A fin de cuentas, tu hermano no deja de ser tu hermano porque comete errores pero todos hemos estado en esa situación de que alguien no está dando el ancho y nada más no lo corren.
¿Será porque ya forma parte de la familia y hay que darle más oportunidades? ¿Será que tu jefe se ve como papá de los pollitos y por eso busca estarlos cuidando, considerando y protegiendo más allá de lo que es conveniente?
Entonces si eso de andar siendo “hermano” de todos en el trabajo no es lo ideal, ¿decir yo sólo vengo a sacar mi trabajo, no hablar con nadie y tenerle alergia a todo tipo de reunión de compañeros dentro y fuera del horario laboral es lo ideal? Es decir, ser un mercenario que solo va a cobrar su cheque y le da lo mismo estar en una empresa que en otra. Tampoco.
Cada empresa tiene su propia cultura y procesos que no vas a encontrar en los manuales de procesos. Que si la manera más fácil que te autoricen las vacaciones es dejar tu solicitud con el asistente de la jefa para que le pase el documento cuando revisan pendientes no va a estar escrito en ningún lado pero te lo puede comentar Laura, tu compañera de Costos que lleva cinco años en el departamento.
Las personas buscamos ir haciendo nuestro trabajo de la manera más sencilla posible y si buscas relacionarte con las personas con las que vas a estar trabajando, ellos pueden compartirte esos conocimientos, acortando la curva de aprendizaje y ayudándote a cubrir el puesto lo antes posible. Pero para eso tienes que crear una relación con ellos, no ignorarlos. A fin de cuentas ahora formas parte de un equipo y entre más sincronizado esté ese equipo, mejores los resultados.
Ser mercenario no funciona y adoptar a tu trabajo como una segunda familia tampoco.
¿Qué alternativa queda? Ver a tu equipo de trabajo como un equipo deportivo. Tu equipo favorito de fútbol es un grupo de personas que están comprometidas, saben trabajar unas con otras y están enfocadas en un objetivo a largo plazo.
Los mercenarios no tienen lugar dentro de un equipo porque ven solo por ellos y por su gloria en lugar de aceptar que a veces su rol es el apoyar a alguien más para que logre anotar puntos y lograr que todos entreguen ese proyecto que les asignaron hace dos trimestres.
Y la diferencia crítica entre ver a las personas de tu trabajo como miembros de un equipo y no de una familia es que es responsabilidad de la cabeza encontrar al mejor jugador para cada posición y para cada torneo. Al final de los torneos, aquellos jugadores que no son un buen elemento son cambiados por otros que si cumplan su función. De esa manera siguen trabajando sólo con los que si están cumpliendo con su posición, en lugar de tener que estar compensando el desinterés o la falta de habilidades del resto de los integrantes. Porque no me digas que cuando te toca hacer el trabajo de dos pero recibir el sueldo de uno estás muy contento.
Desde el punto de vista personal también te conviene verlo como ser parte de un equipo deportivo más que familia. La familia no se escoge, el equipo si. Y mientras que familia solo hay una, equipos en la liguilla y posiciones dentro del equipo hay cientos. Tu meta debe ser que tu trabajo sea eso que haces cuando tú eres la mejor persona para hacerlo y esa empresa sea el mejor lugar para hacer ese trabajo.
Escribiendo la línea anterior me acuerdo de Paty, una compañera que tuve hace cinco años. Ella entró a trabajar a una de las empresas familiares más grandes del estado cuando recién terminó la prepa. De esas raras empresas que una vez aceptado sales hasta que te jubilas. Bien podría creer que ya forma parte de la familia y quedarse haciendo lo mismo año tras año, pero ella es más lista. Cada vez que la veo, ella está jugando en una posición distinta: hace tres años estaba en inventarios, ahora está manejando el balón en producción.