Cuando fui jefa cometí muchos errores, del más grande ya te platique aquí. Y también tuve un par de aciertos. Cómo creo que ambos son valiosos, aquí te van 3 cosas que pienso repetir cuando vuelva a estar al frente de un grupo de personas.
Que lo fácil sea dar malas noticias.
Cuando la ejecución de tu trabajo depende de la madre naturaleza, nada va a salir de acuerdo al plan. Nada. La única garantía que tenía era que al menos tres días a la semana, alguno de mis colaboradores me iba a llegar con cambios (normalmente para mal) y en base a eso modificábamos los planes.
Construir ese ambiente de confianza en el que me pudieran decir que salió “mal” tomó un tiempo y mucho control emocional de mi parte. ¿Por qué control emocional? A nadie le gusta dar malas noticias, a nadie le gusta recibirlas. He visto y he tenido al menos una jefa que reaccionaba con enojo cuando algo no salía “bien”. Ir a avisarle era como entrar a la rifa del tigre, porque sabíamos la regañada (justificada o no) que nos iba a tocar.
Cuando tienes un jefe o jefa así, o adquieres un caparazón de tortuga para que te resbalen los regaños o, lo que más me tocó ver, empiezas a ocultarle información.
Solo que los problemas tienen la mala educación de hacerse más grandes entre más tiempo los ignoras. Se hacen tan grandes las consecuencias que le acaban explotando a tu departamento, o peor, al cliente. Entonces algo que se podía resolver sin hacer quedar mal a la empresa, ahora es un punto negativo ante el cliente y andas a marchas forzadas intentando resolverlo. También es ahí donde empieza la parte detectivesca de averiguar quién sabía qué, desde cuándo lo sabía y por qué no lo dijo.
Mi trabajo como jefa fue repetir una y otra vez que la primera cosa rara (o error) me avisaran y veíamos juntos como resolverlos. Traer malas noticias no era motivo de regaño, ni me iban a ver enojada. Luego me tocó cumplirlo. No siempre fue perfecto pero sabía que iba por buen camino cuando me avisaban que por error se habían empacado 2 tarimas más de lo planeado antes de que yo viera el manifiesto. Ahí sabía que tenían la confianza de decirme y que veían la utilidad a avisarme lo más pronto posible.
Una de las cosas más destacadas de mi despedida fue cuando la planeadora más joven del equipo me dijo que me iba a extrañar, porque aunque la hice batallar mucho al principio, gracias a mi aprendió a asegurarse de que los números que pasaba estaban correctos. Como te puedes imaginar, ella tuvo que traerme una y otra vez malas noticias antes de que perfeccionara su sistema para hacer ese reporte.
Los concursos de popularidad se quedaron en la prepa.
Va a llegar el punto en el que tengas que tomar una decisión impopular porque primero va lo que es conveniente para la empresa, lo que es conveniente para tu puesto y después lo que las personas a tu cargo quieren hacer. No pierdas el tiempo queriendo hacer amigos, porque esa amistad se va a quebrar en cuanto hagas algo que no les guste o te vayas de la empresa.
Y aunque siempre quieras ver por el bien de tu equipo, lo que la mitad del equipo considera bueno para ellos, va a ser odiado por la otra mitad. Lo viví una y otra vez cuando fui jefa de grupo en la carrera. Siempre había un grupito que no estaba de acuerdo con la mayoría y yo tenía que tomar decisiones sabiendo que no les iba a parecer. No vas a poder quedar bien con todos así que ni lo intentes.
Defiende las horas de tu equipo.
Dicho lo anterior, creo que si hay un punto que va a incrementar tu popularidad en 10 puntos hasta con el colaborador más reacio de tu equipo: el disminuir las juntas a las que tienen que ir.
Y si no lo haces por popularidad, hazlo por productividad. Las juntas son como un tope a la mitad de la carretera, te quitan todo el impulso que ya traías y recuperar el ritmo saliendo de la junta te toma otro rato. Así que en lugar de aceptar inmediatamente, ve si esa junta puede ser un correo. Y si no te queda de otra, procura agruparlas, de manera de que los miembros de tu equipo puedan distinguir su semana en días de Manager y días de Maker.
Este punto la verdad no lo vi hasta que estuve fuera de la empresa, entonces se queda en mi lista de cosas que voy a hacer mejor cuando sea jefa de nuevo.
Es tu turno, cuéntame: ¿qué errores y aciertos has tenido cuando te dieron una jefatura?, ¿dónde aprendiste a ser jefe?