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Si eres una de las personas que no sabe cómo darle dirección a su vida, este correo te va a traer algo de consuelo, porque te explico los beneficios de eliminar las metas.
Si eres de las personas que cada actividad que entra en su calendario es para ser una mejor versión de sí mismo, dame la oportunidad de explicarme antes de cerrar ese correo. Lo que ganas por leerme es que podrás seguir trabajando en ser mejor con menos presión sobre tus hombros.
El servicio: actividades télicas y átelicas
¿Por qué haces lo que haces cada día? En el fondo existen sólo dos razones.
Hay cosas que haces porque esperas un beneficio futuro, es decir, son escalones que te permiten llegar a una meta. Y hay cosas que haces porque disfrutas hacerlas.
Las primeras se conocen como actividades télicas, que se hacen para llegar al telos (el propósito) y las segundas se llaman atélicas porque no tienen un propósito más allá de sí mismas.
Si tienes un amigo que sale a correr todos los días porque disfruta estar solo con sus pensamientos, él o ella están disfrutando de una actividad atélica. Corren por el placer de correr. Si tienes otro amigo que sale a correr todos los días para prepararse para un medio maratón, entonces la actividad de tu amigo es télica.
La narrativa actual te empuja a establecer metas. Tener metas en la vida te permite darle dirección y asegurarse de que todo tu esfuerzo no fue en vano, sino que tarde o temprano, vas a ver los resultados de tu trabajo.
Imaginemos por un momento que tu vida es perfectamente télica. Tienes una dieta diseñada para llevarte a un peso ideal y tu motivación para comer y hacer ejercicio es lograr ese balance entre % de músculo y grasa. Entre semana vas a trabajar para ahorrar dinero y pagarte tu jubilación. Y los fines de semana te vas a un cerro que hay cerca de tu casa para tomar fotos de paisajes que luego vendes por internet y ese dinero lo juntas para irte de viaje en Navidad. ¿Cómo se siente esta vida?
Cada una de esas actividades son medibles, así que probablemente pases mucho tiempo pensando si realmente estás avanzando tan rápido como deberías o estás retrasado. También piensas que tal vez el irte a tomar fotos los fines de semana no es la mejor inversión de tu tiempo y podrías obtener más dinero si aceptas un turno extra en el trabajo. El salir a que te dé el aire fresco no entra dentro de tus consideraciones, tú lo que buscas es ganar más dinero para llegar antes a la meta de pagarte tus vacaciones. Y aquí estoy siendo amable, suponiendo que siempre cumples con tu rutina, aunque tú y yo sabemos que va a llegar el día que se te olvide la dieta o no te levantes para hacer ejercicio y probablemente traigas la culpa todo el día de haber fallado. ¿Suena familiar?
Hay tres problemas con las actividades télicas.
Las metas implican existir en un estado binario: o las estás cumpliendo y eres exitoso o no las estás cumpliendo y estás fracasando.
Las metas empujan el sentirte realizado a un momento en el futuro. Cuando llegues al % de grasa y músculo deseados vas a estar satisfecho con tu cuerpo. Cuando logres jubilarte, vas a ser poder relajarte y hacer lo que quieras. ¿Cuál es la lógica de vivir siempre en un futuro que puede o no llegar a costa de perderte el momento presente, que si lo tienes?
Si lo único que le da dirección a tu vida son las metas, cumplirlas implica quedarte a la deriva. Ya lo logré y ¿ahora qué sigue?, ¿qué es lo que me va a motivar a levantarme en las mañanas?
Para balancear una vida con actividades télicas, existen las actividades atélicas. Muchos de los hobbies o pasatiempos son actividades atélicas. Al practicarlas ganas cosas que no obtienes con las actividades orientadas a resultados.
Si sales a caminar, no tienes que cuestionarte si eres “bueno” caminando o si eres mejor caminante de lo que eras ayer. Sales a caminar porque te gusta y ya. No hay una vara de medición que te esté presionando. Lo mismo cuando cantas a todo volumen tu canción favorita o pasas un sábado en la carnita asada con tus amigos. No lo haces para volverte mejor y si no buscas mejorar, tampoco puedes fallar.
Las actividades que haces porque sí, porque te gustan, te permiten disfrutar en el momento en el que estás haciéndolas. Ver como un dibujo va tomando forma mientras le das sombra y luz o ir probando un platillo que está en la estufa es un placer que obtienes ahorita, no hasta que presentas el cuadro en una exposición o sirves el guisado en la mesa.
Otra distinción entre las actividades atélicas y telicas es que no puedes completarlas. No existe un límite de sets de legos que puedes armar en tu vida. Puedes terminar de jugar un partido de fútbol con tus amigos y al día siguiente volver a jugar, no has terminado de jugar fútbol para toda tu vida. Mientras sigas queriendo hacer esas cosas, puedes seguir haciéndolas.
De la misma manera que una dieta balanceada implica comer de todo porque cada alimento te da algo distinto, una vida balanceada incluye actividades télicas y atélicas porque cada una aporta algo distinto.
En este mundo que promueve el “monetizar” tus intereses, que busca optimizar tu rutina para maximizar tu productividad es muy fácil caer en la trampa de convertir tus actividades atélicas en télicas. De dejar de disfrutar el tiempo que pasas en la cocina porque ahora vendes galletas los fines de semana. De empezar a preocuparte por las vistas que reciben los videos que empezaste a hacer por las ganas de compartir algún tema que te apasiona.
Hay que proteger el tiempo con la familia y los amigos. Hay que proteger el tiempo que le dedicamos a los pasatiempos. Porque aunque no podemos intercambiar ese tiempo por dinero si estamos ganando algo muy valioso: la certeza de que vale la pena hacer las cosas solo porque disfrutamos hacerlas.
La pregunta
¿Qué es algo que haces porque disfrutas hacerlo, aún cuando no seas bueno en ello?
Libros serviciales
El concepto de activades atélicas lo encontré en 4000 semanas de Oliver Burkeman y los problemas con las metas los tomé de Hábitos Atómicos de James Clear. Ambos libros los puedes encontrar en Amazon.
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