El pasado viernes 3 de diciembre fue el último día en mi empleo actual. El lunes de esta semana me levanté libre de juntas y con una cantidad de tiempo libre que no tenía desde mis épocas estudiantiles. Junto con ese tiempo libre viene una sensación de estar a la deriva. Para darme un norte, decidí escribir mi plan A-B-Z. Te comparto el fundamento y el resultado.
El servicio semanal: Plan A-B-Z
Este proceso lo encontré en El mejor negocio eres tú, escrito por el cofundador de Linkedin. Su objetivo es balancear la necesidad de tener un plan para saber a dónde llegar y la necesidad de mantenerse flexible e ir adaptando ese plan a las realidades del mercado.
Para conseguir ese balance entre dirección y adaptación, hay que anotar tus planes A, B y Z. Después revisaremos si son buenos planes.
Plan A
Lo que estás haciendo en este momento. Puedes hacer ajustes menores. Si cambias de compañía pero sigues en la misma industria, es una actualización de tu plan A.
Plan B
A dónde te quieres mover. Puedes cambiar porque el plan A te está trayendo problemas de salud o sociales, porque hay mejores oportunidades en otros lados o porque ya no existen trabajos dentro del plan A. Una vez que acabas la transición, el plan B pasa a ser tu plan A. No gastes mucho tiempo haciendo un plan súper específico porque el plan B sufre muchas transformaciones hasta llegar a algo que realmente funciona.
Plan Z
En modo emergencia. Es saber cómo vas a mantener un techo sobre tu cabeza y comida en la mesa, para ti y todos tus dependientes. Este plan es a prueba de balas y te da la tranquilidad que si todo sale mal, igual puedes reconstruir. Con ese aspecto cubierto, es más fácil tomar riesgos en tus planes A y B.
Una vez hecho el plan, toca evaluarlo contestando estas preguntas
¿Estoy utilizando mi ventaja competitiva?
Tengo planeado dedicar un newsletter completito a definir y encontrar tu ventaja competitiva, así que ahorita vamos a ver la versión resumida.
La ventaja competitiva se ensambla a partir de tus talentos y conocimientos, tus aspiraciones y la realidad del mercado.
Creo que soy buena en ________.
Creo que quiero hacer _________.
Creo que las empresas necesitan _________.
Ya que llenaste esas tres opciones, hay que comparar que tanto coinciden tus respuestas con tu trabajo actual.
¿Mi plan me motiva a seguir aprendiendo?
Llega un punto en la vida en el que los exámenes y las calificaciones desaparecen. Lo que permanece es la necesidad de seguir aprendiendo.
Tener más conocimientos y habilidades, en el puesto adecuado, te ayuda a tener un mejor salario. La trampa es que es más cómodo quedarte con lo que sabes y te basta para hacer bien tu trabajo, en lugar de estarte moviendo para seguir aprendiendo.
¿Estoy dando un espacio para llevar a la práctica mis teorías?
Este año aprendí a andar en bicicleta y puedes imaginarte que la única manera que tuve de aprender fue arriba de una bici, pedaleando y cayéndome. No importa la cantidad de libros, videos y paseos en la bici estática que haya tenido antes de subirme a esa bicicleta, ninguno de ellos me preparó para mantener el equilibrio. Las cosas se aprenden haciendo y ningún plan está completo hasta que separas tiempo para ejecutar.
¿Son apuestas reversibles?
Equivocarte va de la mano con hacer cosas nuevas. Al poner en práctica las teorías, inevitablemente descubrirás que tu plan no coincide con la realidad. La clave aquí es moverte en un terreno sin consecuencias permanentes.
Al aprender a andar en bici no lo hice a la mitad de la avenida con más tráfico, donde si me caigo me pueden atropellar. Lo hice en un espacio sin carros y a baja velocidad, si me caigo, la única consecuencia es un moretón.
Revisa si tu plan deja espacio para recuperarte de los errores y si los errores son lo suficientemente significativos para aprender de ellos.
¿Estoy pensando en el mediano plazo?
Pensar en el corto plazo implica irte por el trabajo que más paga sin importarte que no te gusta tratar con la gente y el puesto es en atención a clientes. O quieres abrir tu negocio de decoración de interiores pero te metes a trabajar de comprador en un hotel. Si, tienes trabajo pero no te ayuda a llegar a la meta final.
Tampoco conviene mucho pensar en el largo plazo porque lo que quieres ahora para tus siguientes 10 años va a ser distinto dentro de 3 años. Un buen punto medio es tirarle a avanzar dos pasos. ¿Eres analista y quieres llegar a gerente? Busca saber que programas utiliza el gerente en turno, busca ayudarle a mapear los procesos, busca que todos dentro del área te conozcan.
Y si no estás seguro de cuál opción añadir a tu plan, piensa en las alternativas que se abren. Después selecciona la que te dé mayores opciones.
¿Me estoy definiendo de acuerdo a mi trabajo actual?
Como empleado, estás rentando tus habilidades, creatividad y conocimientos a una compañía a cambio de un sueldo. Esa renta puede durar semanas, meses e incluso años pero inevitablemente llega a su fin ese contrato. Una vez terminado, vas en busca de una nueva compañía que pague tu renta. Así de frío, así de sencillo.
Si mientras estuviste en renta en una compañía, te preocupaste por crear un registro público de tu trabajo, de enseñar a los demás sobre lo que aprendiste, al momento de buscar un nuevo trabajo más personas te conocen y es menos pesado el convencerlas de la calidad de colaborador que eres porque ya tuvieron un vistazo a través de tu presencia digital.
La alternativa es que te enfocas tanto en tu trabajo que solo tus compañeros saben lo que haces y al momento de quedarte sin él, te ganas una bonita crisis de identidad.
El contexto
Todo lo de arriba es teoría, aquí viene la parte en la que te explico cómo lo estoy aplicando en mi vida. ¿Qué sería de un experimento sin una cobaya sobre la cuál realizarlo?
Mi plan A
En este preciso momento, mi trabajo es investigar y descansar. Ese es el plan para diciembre. De enero a agosto voy a ser profesora de Cadena de Suministro en una universidad local. El plan A.1 es dar talleres en línea sobre Cadena de Suministro a emprendedores, de manera de ayudarles a controlar inventarios y planear su producción.
Usando el esquema de ventaja competitiva, se vería así:
Creo que soy buena explicando conceptos y organizando la información.
Creo que quiero hacer que los estudiantes y emprendedores entiendan cómo la cadena de suministro les permite reducir sus costos y crecer su empresa al entregar los productos que los clientes quieren a tiempo.
Creo que las empresas necesitan a alguien que traduzca los conceptos de planeación, manejo de inventarios y logística a ejemplos que puedan usar con sus números.
Aquí estoy aprovechando mi inclinación natural a dar clases y explicar. Ser profesora me hace feliz, ya sea en presencial o en virtual. Además que estar frente al grupo me ayuda a aprender a coordinar personas y a mejorar mis habilidades de comunicación. Por último, planeación de producción y manejo de inventarios son conocimientos de los que muy poca gente habla en español, así que hay poca competencia.
Mi plan B
Aprender a programar. Me gusta la cadena de suministro pero después de cinco años dentro de las plantas de producción estoy buscando moverme a otra área con más flexibilidad de tiempo y ubicación, sin sacrificar sueldo.
Ser desarrolladora cumple con esas tres condiciones. Además, saber programar me da una ventaja en cualquier puesto que utilice una computadora. Estoy maximizando mis opciones y comprometiéndome con una carrera que me obliga a seguir aprendiendo. Y si no funciona, pues regreso a cadena de suministro, con todo el relajo que hay, hay muchas vacantes abiertas.
Mi plan Z
Mi trabajo de profesora acaba en agosto, a partir de septiembre debo de saber lo suficiente para conseguir un trabajo de junior y en caso de que no, empiezo a utilizar mis ahorros para mantenerme en lo que sigo estudiando.
Al ser bilingüe, sé que fácilmente puedo conseguir trabajo en un call center para seguir pagando renta y comidas. No va a ser mi trabajo favorito pero si algo que me ayude a salir del bache.
La pregunta
Mil gracias a Diego y José Juan que nos compartieron su primera opción de carrera. Tenemos a un ingeniero en alimentos que se decantó por la psicología y a un casi programador que acabó en Ingeniería electrónica.
Para esta semana, ya que tanto hablamos de trabajo, ¿cuál ha sido el trabajo en el que menos has durado? Yo una vez trabajé repartiendo muestras de tostadas libres de gluten y guacamole en el súper. El trabajo me duró un fin de semana.
Ya, lo último, si recién te suscribiste y quieres ver de qué va este proyecto,
Aquí te explico cómo va a estar estructurado el newsletter.
Aquí te explico de qué voy a estar hablando.
¡Te veo el siguiente miércoles!
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Claudia, muchas felicidades. Debo confesar que, aunque no había comentado en ninguno de tus post, disfruto mucho leer tus escritos. Y déjame decirte que estos últimos post, han sido verdaderamente inspiradores, me gusta mucho leerte en compañía de mi café. Lo disfruto mucho. Quiero aprovechar para felicitarte por dar estos pasos adelante en lo que verdaderamente importa para ti, pero sobre todo agradecerte que nos lleves de la mano acompañándote en el proceso. Gracias por compartir con el mundo todo este aprendizaje.
En cuanto a tu pregunta, creo que en el que menos he durado han sido tres meses, y la razón fue muy simple, no estoy dispuesta a colaborar en una empresa en la cual no haya un liderazgo correcto, un respeto por el equipo de trabajo y lo que más me provocó un problema a mí, el hecho de querer siempre exhibir de la manera más inadecuada y pública los errores de las personas, como si de esta forma se validaran en sus puestos, haciendo menos a la gente. Definitivamente mi liderazgo situacional, no tenía nada que hacer ahí.
Fuerte Abrazo.