Un maestro es alguien que conoce los principios que hay detrás del oficio, deporte o arte que practica. Es alguien que ha invertido sangre, sudor y lágrimas para dominarlo. Que es capaz de distinguir los detalles y los matices. Un maestro es alguien en el que nos gustaría convertirnos cuando encontramos algo que nos apasiona.
La ironía está en que al ponernos en el camino de la maestría, la mayoría de las veces, terminamos convertidos en un Antimaestro, alguien que no fue capaz de quedarse en el camino.
Así que para el servicio de hoy, te presento a los tres Antimaestros para que aprendas a identificarlos.
Antimaestro 1: El novedoso
Esta es la amiga que cada mes está inscrita en un curso distinto. Cada nuevo deporte o pasatiempo los inicia con una cantidad enorme de entusiasmo. Le encanta familiarizarse con el ritual de iniciar, comprar los materiales y la ropa que necesita, aprender la terminología, todo lo que huela a nuevo, le encanta.
Va a las clases con todo el ánimo del mundo y ya las tiene agendadas en su calendario. Es el más entusiasta hasta que hay algo que no le sale. Intenta un poquito más y sigue sin avanzar, está atorado en una meseta. Se desinfla todo su entusiasmo. Empieza a faltar a clases.
Empieza a pensar que salió mal en lugar de seguir practicando. Entonces luego se da cuenta que ese deporte no es SU deporte. Es demasiado competitivo, no es lo suficientemente competitivo, es demasiado aburrido, es demasiado peligroso, le exige demasiado, no le exige lo suficiente. Así como les contó a todos de su nuevo hobby, les dice que ya que lo probó, no es para ella. Lo abandona y va en busca de algo nuevo, algo que le permita sentir la emoción de estar empezando.
Antimaestro 2: El intenso
Este es el amigo que se enfoca en los resultados, porque es lo único que cuenta. Quiere que todo le salga bien y a la primera. Además de las clases le pide recomendaciones al instructor para poder avanzar más rápido: videos, libros, que equipo puede comprar para practicar en casa.
Todo ese entrenamiento adicional da frutos, avanza más rápido que el promedio de su clase. Inevitablemente llega a una meseta, en la que todos esos trucos dejan de funcionarle. Y el intenso se desespera porque él quiere ver que sus números aumentan, que sus músculos crecen, que hay avance.
Se desconecta de su realidad y decreta que va a seguir avanzando cueste lo que cueste. Ignora las señales que les da su mente. Se dice que es síntoma de debilidad y se obliga a seguir con el proyecto, aún cuando el cansancio se acumula y los dolores no se van. Dice que ya descansará cuando esté muerto. Avanza a cosas más complicadas sin haber dominado las partes anteriores, todo con tal de ver que esos números crecen.
Por un tiempo, su terquedad le otorga resultados. Avances pequeños que no lo dejan satisfecho así que sigue empujando hasta que algo se quiebra. Tal vez es su cuerpo, porque lo empujó tanto sin periodos de recuperación que acabó lesionado. Tal vez es su mente porque al seguir avanzando sin entender realmente los fundamentos, ya no entiende lo que le están explicando y no es capaz de ejecutarlo.
Estaba tan enfocado en los resultados que dejó de ver el proceso y acoplarse a su ritmo. El intenso sale lastimado y volver a llegar a donde estaba le va a costar el doble, porque necesita tomar tiempo para recuperarse.
Antimaestro 3: El comodino.
Este es el amigo que soñaba con jugar en la selección de su país hasta que se dió cuenta que no estaba dispuesto a cambiar su dieta, entrenar 4 horas diarias y quedarse encerrado en las concentraciones por meses.
A diferencia del novedoso, él le es fiel a su deporte y no lo dejó de practicar en la primera dificultad, siguió yendo hasta que se consideró lo suficientemente bueno. A diferencia del intenso, no se forzó a seguir avanzando, ¿para qué obsesionarse? Él lo ve todo de manera más relajada. A él le basta con que pueda jugar la reta de los domingos con sus amigos.
Sabe que podría mejorar su técnica, sabe que hay movimientos que no le salen bien, pero no le interesa volverse mejor. Encontró un punto en la meseta en la que está cómodo y ya no va a continuar el camino hacia la maestría.
Ya que te presente a estos tres Antimaestros, ¿con cuál te identificas?. Yo tengo algo de novedosa porque me gusta andar probando muchas cosas, tanto en lo físico como en la parte de las manualidades. Y una vez que encontré algo que me gusta más que el promedio, suelo convertirme en comodina. Práctico hasta que me gusta como me sale y no más.
Este concepto de los Antimaestros lo adapté de las categorías que presenta George Leonard en Mastery. En futuras entregas me encantaría platicarte de cuáles son los consejos que da para evitar a los Antimaestros y conseguir ese dominio del arte. Recuerda suscribirte para que esos consejos lleguen directo a tu correo.