“A los 30 empiezas a hacer ejercicio por salud… MENTAL, no física” decía un meme y aunque se supone que es chiste, para mi es anécdota.
Antes de continuar quiero avisarte que en este newsletter voy a hablar de peso y de la relación con mi cuerpo. Si son temas que te pueden detonar algo o que no te sientes bien para leer en este momento, puedes brincarte este newsletter y nos vemos en el siguiente.
Como me gusta el ejercicio suave, tardo un buen rato (seis meses o más) en ver los resultados físicos. Así que eso no me sirve mucho de motivación. Lo que si me sirve para motivarme es que me siento mejor mentalmente, de dos maneras.
La primera es que haciendo ejercicio consigo silenciar la mente.
Ese ruido constante de lo que falta por hacer, lo que hice mal, la última discusión con un extraño, con mis papás, con mi pareja. Todo eso se queda en la puerta porque simplemente, si me pongo a pensar en eso en lugar de cómo seguir flotando acabo tragando agua de alberca. Básicamente o me enfoco o me ahogo.
Esto funciona no solo para la natación sino para todos los deportes en los que he estado.
En yoga tenía que aguantar posturas incómodas y concentrarme en mi respiración.
Cuando hacía bellydance, si me ponía a pensar en la oficina se me olvidaban los pasos de la coreografía y tenía que volver a empezar, a veces yo sola, a veces todo el grupo. Y si hacías que tus compañeras tuvieran que empezar de nuevo, las miradas de odio del resto de las bailarinas, te daban una razón muy convincente para no equivocarte.
Y finalmente tener esos 60 minutos dos o tres veces por semana en los que obligo a mi mente a estar concentrada en el presente, son gloriosos.
Recalibra mis expectativas con mi cuerpo.
Si llegaste a la adolescencia al mismo tiempo que los pantalones a la cadera se pusieron de moda, probablemente en algún punto juzgaste a tu cuerpo por no ser lo suficiente (inserte adjetivo aquí).
Y si te salvaste de todas esas influencias, las redes sociales tienen un montón de cuerpos con los cuáles compararte para no sentirte suficiente. Cuerpos que pueden o no ser reales, porque hay filtros, cirugías y photoshop.
Afortunadamente, el estar en contacto con cuerpos reales me da una recalibrada.
Por un lado, estoy rodeada de cuerpos de diferentes tamaños, edades y capacidades. Y si no me pondría a criticar el cuerpo de alguien más hasta hacerlo pedazos, tampoco tengo razones para criticar el mío. Es una aplicación de tratarme con la misma compasión que les doy a los demás.
Por otro lado, empiezo a juzgar mi cuerpo en función de lo que puede hacer, no en función de cómo se ve. Y de nuevo, es una línea de pensamiento más sana para mi.
Antes de irme, me gustaría compartirte otras razones para hacer ejercicio, no son mías sino de un par de personas a las que entreviste para este newsletter.
Quiero que veas que cada persona tiene sus razones muy muy personales para hacer ejercicio de manera regular y si tal vez no te identificas con las mías, tal vez si encuentres alguna que te haga click.
N me dió las siguientes razones:
Tome la decisión de hacer ejercicios porque quería mejorar mi salud, tener más energía, mayor movilidad, tener mayor confianza, confirmarme a mí misma que cualquier cosa que no me guste de mí, lo puedo cambiar y prepararme para el proceso de envejecimiento.
¿Por qué hacer ejercicio físico una mujer en la edad adulta? Estoy cerca de la etapa del climaterio. Con la menopausia, perdemos más masa muscular y aumentamos la grasa abdominal.
El hecho de mantener un peso estable y saludable es un factor que nos puede proteger frente a diferentes tipos de cáncer. El ejercicio puede ayudarte a fortalecer los huesos, lo que reduce el riesgo de desarrollar la osteoporosis. El exceso de peso aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y diabetes tipo 2.
Además de impactar positivamente en la autoestima, te brinda mayor confianza y seguridad. Ayudar en la prevención de enfermedades mentales, como la depresión y el deterioro cognitivo. Ser delgado te hace más ágil física y mentalmente.
O me explicó que en su caso, las razones para hacer ejercicio son:
Verme y sentirme fuerte y sexy.
Mantener mi testosterona y mi sex drive saludables.
No estar gordo, débil, enfermizo y lento y andar dando lástima por ello.
Reducir las posibilidades de desarrollar alguna enfermedad degenerativa.
Si es que quieres compartirme tus razones para hacer ejercicio cuando eres un adulto, contesta este correo. O si andas en substack, deja un comentario.
Actualmente no estoy con la condición física y habito como quisiera respecto al ejercicio, pero sé que eventualmente ahí estaré. Mi mayor motivación es que mi hija en sus primeros años de adulta me vea fuerte y sano, asimismo en algún momento correr a su lado al menos una carrera de 10 km.
*Actualmente ella tiene 19 meses de vida y yo 35 años.
Pues para tener funcionando bien el software hay que mantener el hardware. Yo muchas veces pensé ¨Para que verme bien fisicamente? eso es muy presumido¨ mejor ese tiempo lo enfoco en aprender cosas de provecho, pero resulta que las ideas y el conocimiento no o es todo y nuestro cuerpo es un conjunto de sistemas que trabajan en armonía y si uno falla puede afectar a los otros. Otra cosa muy importante, conforme avanza la edad he notado menos movilidad y ante eso no me puedo quedar sin hacer algo por lo que inicie mi plan de hacer ejercicio, ademas lo combino con cambio de alimentación. También importa lo que le damos al cuerpo para que trabaje, ayuno intermitente, priorizar las proteínas, eliminar la harina, azúcar y cambiar los aceites hidrogenados por aceites de buena calidad (aguacate, coco, oliva, mantequilla, ghee y manteca de puerco) me ha resultado una buena combinación para descubrir lo que a mi cuerpo le viene bien y no solo lo que a mi me gusta.