En 1929, Yuri Larin, el principal economista de la Unión Soviética bajo el mando de Stalin decidió hacer un experimento con los trabajadores de las fábricas. Y cómo puedes sacar a la mujer del laboratorio pero no al laboratorio de la mujer, hoy te invito a hacer una mini réplica de tal experimento.
Primero, selecciona un color de la siguiente lista:
Después, piensa en un número del 1 al 100. ¿Ya?
Si el número que pensaste está entre:
1 al 19 - color Verde
20 al 39 - color Naranja
40 al 59 - color Morado
60 al 79 - color Rojo
80 al 100 - color Amarillo
El color que escogiste es el color de la cuadrilla de trabajadores que te corresponde. Mientras que el color asignado de acuerdo al número que pensaste es el color de la cuadrilla de trabajadores que le tocó a tu pareja.
El experimento involuntario del economista soviético consistía en cambiar la semana laboral de 5 días de trabajo y 2 de descanso por 4 días de trabajo y 1 de descanso. De esa manera podían tener operando las fábricas los 365 días del año y alcanzar tal productividad que Frederick Taylor, el creador de la Administración Científica, estaría orgulloso.
Entonces los trabajadores fueron divididos en cinco grupos, cada uno de un color distinto que marcaba cuando empezaba su semana laboral y cuando les tocaba descansar. Los colores eran Amarillo, Verde, Naranja, Morado y Rojo.
¿Cómo funcionó esto en la vida real? Para irnos imaginando los resultados de este experimento, digamos que a ti te tocó en la Cuadrilla Roja, que empieza a trabajar el lunes y a tu esposo en la Cuadrilla Verde que empieza el miércoles. Los días coloreados son días de trabajo y los blancos días de descanso. Su calendario queda así:
Qué tal qué eres religioso y tus días de ir al templo son los domingos, ¿cuántas oportunidades al mes tienes de ir? Un sólo domingo al mes. Ya no se diga organizarte para ver el fútbol con tus amigos, porque a cada uno le tocan días de descanso distintos.
Ah y los niños siguen yendo a la escuela de lunes a viernes. ¿Te imaginas la negociación de quién los va a llevar y cuáles días si te toca y cuáles no? ¿Y qué hay de la limpieza de la casa o de ir a hacer el super? Claro que esa conversación la van a tener que hacer por carta o cuando uno de los dos llegue cansadísimo del trabajo porque ya no tienen un día libre compartido. Ya ni digamos ir de vacaciones.
En aras de la productividad, los dirigentes soviéticos habían creado un caos total y la destrucción de la vida social de los trabajadores. Fue tanta la incomodidad, que uno de los trabajadores se animó a quejarse en Pravda, el periódico oficial del régimen “¿Qué se supone que hagamos en la casa si mi esposa está en la fábrica, los niños en la escuela y nadie puede venir a visitarnos? ¿Qué otra opción nos queda sino ir a la casa de té? ¿Qué tipo de vida tenemos cuando los días de descanso vienen en partes y no para todos al mismo tiempo? No es un descanso si lo tienes que celebrar tu sólo.” Y el señor se vió decente en sus quejas, sospecho mucho que algunos, en lugar de irse a la casa de té, se iban a un bar.
Durante 11 años, los trabajadores rusos tuvieron que vivir en este tiempo alternativo hasta que finalmente abandonaron la idea en 1940.
Tú y yo, viviendo en el siguiente siglo, ¿qué podemos aprender del experimento? Que el tiempo vale no solo por la cantidad que tenemos de él, sino por la capacidad de compartirlo con las personas que nos interesan.
Esta semana es una semana especial, porque algunas empresas y escuelas dan libres los Jueves y Viernes Santos. Aunque no celebres la parte religiosa, vale la pena celebrar la oportunidad de pasar este fin de semana largo con la familia y los amigos.
Nos vemos la próxima semana.