Una matiné que terminó en obsesión
El boleto de cine incluía dos películas: Shrek y Harry Potter y la piedra filosofal. El Chueck como le dicen en mi casa, se volvió esa película que puedo poner de fondo mientras horneamos y decoramos y siempre es entretenida. En cambio, Harry Potter, es el tipo de película que hace que mi mamá cambie el canal o de plano apague la tele. Yo en cambio salí del cine iluminada, esperando cumplir once años y que me llegara mi carta de Hogwarts.
Para mi siguiente cumpleaños yo solo quería un regalo: un libro de Harry Potter y me puse tan necia que lo conseguí. El prisionero de Azkaban fue la entrada a una obsesión que no se ha acabado y que me hizo ir creciendo a la par que el niño que vivió. Y aunque suene cursi, la saga completa de Harry Potter está en la lista de libros que cambiaron mi vida, por tres razones.
Harry Potter me motivó a aprender inglés en serio.
Los niños de hoy no saben lo que es tener que esperar meses, a veces años, para poder ver las historias en tu idioma natal. Después de seis años de esperar a que se publicara el séptimo libro para poder saber en qué acababa tenía dos sopas. Una era leer el libro en inglés, que eran 607 páginas y el primer libro en ese idioma que leía en mi vida. La otra era esperarme a que llegara el libro traducido dentro de 9 a 12 meses.
Me costó uno y la mitad del otro leer el libro. Recuerdo que me sentaba después de hacer la tarea con el libro en una mano y el diccionario en la otra. Pero sin importar que tan lento fuera, mi ignorancia del inglés no iba a impedir que supiera cómo iba a terminar esta historia. Más que una calificación, era una motivación interna de que mi inglés llegara al punto en el que podía resolver ese tipo de retos.
Es difícil de explicar la seguridad que sentí en mi inglés una vez que terminé esas 607 páginas. ¿Tomar el TOEFL y sacar más de 500 puntos? Si está complicado pero no tan complicado cómo leer ese librote. ¿Hacer una presentación ante todos mis compañeros, completamente en inglés? Si me preparo como me prepare para leer ese libro, si me va a salir.
Claro que 16 años después me doy cuenta que a mi inglés todavía le faltaba mucho en ese punto pero ya teniendo la confianza en mí misma, todo lo demás fue fluyendo.
Harry Potter me empujó a explorar la world wide web.
Hay una parte de mi religión que no está muy cómoda con la idea de la magia, aunque sea dentro de un libro de fantasía. Tristemente la escuela en la que yo estaba formaba parte de ese grupo, así que no tenía la libertad de platicar teorías, prestarnos libros o simplemente ver si Harry, Ron o Draco serían el mejor novio con mis amigas de secundaria.
A falta de personas reales con las cuáles discutir el mundo mágico, hice lo que toda adolescente cuyos papás no estaban ocupando el télefono: pedirle a Google que me mostrara todo lo que hubiera de Harry Potter en el internet.
Cómo funcionan los foros, cómo comportarse cuando estás interactuando con extraños, tanto para ser educada como para mantenerte segura, cómo distinguir las noticias verdaderas de las teorías más alocadas, cómo descargar imágenes y muchas cosas más las aprendí dentro de la comunidad digital de Harry Potter.
Y otra cosa que aprendí es que las páginas web podían ser interactivas, que había algunos magos de la vida real llamados programadores que permitían que en el sitio web de la autora ella escondiera secretos, por ejemplo si tecleabas MAGIC en el teléfono de la esquina (6-2-4-4-2) te daba acceso a una página del manuscrito del primer libro.
Y de tanto ser espectadora, me dieron ganas de convertirme en colaboradora lo que me lleva a la tercer manera en la que Harry Potter transformó mi vida
Harry Potter me hizo empezar a escribir en público.
Entre un libro y otro pasaban añoooos y en esos años los fans tenían tiempo de irse inventando teorías de cómo iba a acabar la historia y también se inventaban sus propias historias utilizando los personajes. A eso se le conoce como fanfiction y de sus ventajas ya hablaremos otro día.
Mis primeros fanfics los leí en un sitio que ya no existe y de nuevo fue una revelación para mí darme cuenta de lo fácil que era escribir para extraños. Ni siquiera necesitas el permiso del autor, simplemente tomas los personajes, haces una cuenta, escribes, pones los tags para aclarar qué tipo de contenido es, publicas y listo.
Después de un par de años de leer se me ocurrió el ¿y si escribo algo? Es así como empecé una historia protagonizada por Hermione que se reencuentra con un ex-novio solo para darse cuenta de que aún lo quiere escrita de manera tan ambigua que no sabes cuál personaje es el ex hasta llegar al último capítulo.
Aún recuerdo mi sorpresa al darme cuenta que con dos capítulos publicados ya tenía seguidores para mi historia e incluso un comentario, pidiendo que terminara de subir los capítulos restantes YA. Lamento decir que, como muchos autores, nunca le di gusto a la comentarista porque deje abandonada la historia después del tercer capítulo.
Lo que no abandone fueron las ganas de escribir y compartir en publicó. Tampoco me abandonó el conocimiento de que hacerlo por internet te da acceso a los interesados.
Así que si te ha gustado alguno de los newsletters de estos dos últimos años, puedes darle las gracias a Harry. Si no fuera por él, mis historias seguirían en un cuaderno, ocultas para el resto del mundo.
Me gustaría despedirme con lo siguiente: si eres padre y tienes la suerte de que tu hija o hijo se están obsesionando con algo, no estaría de más que consideres darle un empujón a ver qué frutos tiene su obsesión.
Tal vez el gusto por Minecraft o Roblox le enseña conceptos básicos de programación.
Tal vez el querer recrear escenas de su caricatura favorita lo hace querer aprender dibujo.
O si es más de mangas y animes tal vez su interés lo lleve a descargar duolingo y empezar a aprender japonés.
Tal vez el querer vestir como su personaje favorito para la premiere lo lleve a hacerse sus propios cosplay.
Dale espacio para que ese interés que ya trae lo motive a aprender cosas nuevas. Te lo dice una hija cuya mamá soportó siete películas de un protagonista que le cae gordo y se las ingenió para conseguirle un libro importado mucho antes de que existiera Amazon prime.
Y si tuviste tu propio Harry Potter, me encantaría saber que fue y cómo impactó tu vida.